jueves, 6 de agosto de 2009

Oda a la inspiración del poeta.


Pálida y sobre hidratada
es la tarde
mescladora de
magia empapante.
Brujería de ancianas
y su piel arrugada
por el mapeo,
va danzando el viento
en aquella tarde
poco pintura,
poco Calipso.
Todos juegan
a esconderse,
todos juegan
con pasta camaleón,
en el bautizo
que un capricho celestial
conjuro
en aquella tarde
elegante y
arrogante.

Canta poeta,
canta poeta,
el vindicar plumífero
te pertenece.
No dejes
que ninguna nota
se deslice entre
enlaces
y cargas.
Canta poeta
en aquella tarde
que te pertenece
de nacimiento,
regalo divino,
que inmortalizas en claustro
arbóreo.

Lanzando dardos
sobre los blancos móviles,
sigue lamentando
que murió
el otoño,
y su pena escondida
en sangres
dobladas,
en aquella tarde
prostituta, fogosa
de piel y manta,
de suelo y corteza.

Camina poeta,
deja de ignorar
a esta diestra
tan corazón como
tus palabras,
tan fuego
como el musical nuboso,
y forja en la caldera
del elixir esencial
una tarde gestada
en nueve
pensamientos,
princesa inquieta,
coqueta, húmeda,
gustosa al manantial
insostenible
que cargamos
en un ventrículo;
Una tarde mas tarde
que aquella
la ingrata y jugosa,
bandida de lamentos
que te vio
marcarte
en el espejo nebuloso
de lo que tu
creaste y
regalaste
a este mundo.

Invoquemos
al diablo ilustrado,
y revivamos
a la enamoradiza
y soñadora
gaviota
de isla negra,
o al cuervo
oscuro
y tormentoso
de la gran manzana,
que sin luz y
sombra,
aire y
latidos,
llevan años
hablándote al oído
esculpiendo
los pliegues de tus dedos
y el ojo
de artesano
hermoseador de
desdenes,
gloria
y simplezas complejas.

Y vertamos
la copa sobre
el papel
en tinta cabernet,
en aquella tarde
que al legado
de cenizas
aun le pertenece,
que construyeron
para ti
con los ladrillos
de sus huesos
para que la amasaras
en una semilla
de vida eterna,
que regalará
un sentimiento más
a la retina
de las almas
y corazones
de la corriente
melancólica,
alegre,
obsesiva,
y viciada
del Poeta.