lunes, 17 de mayo de 2010

Fantasmas de la perdición.



Entre surcos de un tejido dramático
Comienza a brotar la semilla de aquella flora
De pétalos negros, que alguna vez consumí
Como hojas de te.

Penitenciarias almas escapan de sus celdas olvidadas
Y entre espectrales apariencias rodean los nudillos
Hasta estrujar los parpados
Maquillados en otoño plutónico.

Desencadenando viejas puertas
Los fantasmas de la perdición seducen a la nostalgia y a la muerte
Tumban su susurro entre el tempo
Que compone el silencio y una lagrima

Descargas de placer doloroso y tormentos
Entre miradas estúpidas encantadas de espejismos
Son solo avisos de aquel presagio de ultratumba
Que reviven con la lluvia arbórea.

Han llegado mis fantasmas
Entre viejos y nuevos harapos.
Me torturan, me lamentan, me reviven
Me sacuden con sus polvos hasta ensuciar mis ojos.

Me atormentan manipulando la verdad a su pecho
Nutren las raíces de lo perdido
Y se alimentan de pútridas pinturas.

Fantasmas que vienen y van
Que saborean mis mejillas
Que tuercen mi pescuezo

Que gritan entre mudos
Que socavan entre mis pulmones las cenizas de mis sueños empapados
Que duermen junto al palpitar de mi corazón
Fantasmas que temporalizan la vida en sensación abismal.