viernes, 30 de julio de 2010

Dulce sensación.


Acaramelado amanecer acompaña al paladar del alma
El corazón palpita, y aletea como mariposa sin calma
Mil películas y ojos abiertos pasan por segundo
Con el olor del café, el aliento de los sueños se hace mas profundo.

Y al caminar por la orilla del rio urbano
Hasta las hojas de los arboles toman formas de humano
Esa extraña sensación comienza a subir por mi cuerpo peldaño a peldaño
Al compas del roció del sol, de melodías y caminos de antaño.

La corteza del árbol es dulce y los juegos de circo son frutos
Hasta el viento desordena mis ideas y borra todo los lutos
Y entre llanuras cristalinas, danzando llega mi dulce preferido
En el sabor de la felicidad se pierden mis papilas sin sentido.

Caramelo adictivo que llega hasta mis pupilas y desnuda la vida
Con mi manos en agua puedo ver todos los oleos que mi deseo pida
Hasta las nubes están llenas de letras, comas y puntos
Las juntare en mi saco para verterlas en el papel, como si soñáramos juntos

No me canso de volar con las alas de mis comisuras
Con mi arma de tinta puedo seguir robándole al mundo hermosuras
Hay tanto que aprender de esta existencia que no sabe nada
Que a veces olvido la azucarada felicidad futura, presente y pasada.

Vida.


“En el fondo, un poema no es algo que se ve, sino la luz que nos permite ver. Y lo que vemos es la vida” (Robert Penn Warren).

Hay tanta poesía en este mundo, pero tan poco papel y tinta en nuestros corazones para plasmarla.

sábado, 24 de julio de 2010

Cigarrillo


Se ha encendido el último cigarrillo de una ahumada tabaquera, y entre neblinas y telas se van formando sombras que duermen y que se embriagan con las fotografías de tu alma. Si escarbo entre las cenizas puedo encontrar tu viejo vestido, y un poco del disfraz de tus ojos.

Y aun me pregunto como lo haces para visitarme junto con la noche; como lo haces para reaparecer entre líneas y estrofas. Te mudas de vez en cuando de mi corazón, pero siempre olvidas algún mueble o prenda. Te vistes de soledad para acompañarme, y deslizas tus dedos entre mis manos mientras esculpo un monumento a los recuerdos y a la melancolía. Eres tan egoísta que no soportas una estrofa al sol o a la noche, y no permites que nadie toque mi inspiración. Me quieres sin siquiera saberlo, y me entregas escusas para quitarle palabras a mis pensamientos.

Aspiro y aspiro el humeante sabor de lo amargo, y mientras boto sin placer las cenizas sobre el papel me doy cuenta de que tu eres la culpable de empapelar mis cuadernos de poesía; sin embargo me siento tan insignificante ante la angelical postura que tomas al emprender tu vuelo, que soy incapaz de tomarte como prisionera entre mis brazos. Cigarrillo ingrato que dibuja con pañuelos blancos tus alas, lo unico que quiere es detener mi mirada para odiarte, pero en cosa de segundos extiendes la llave de mil cajones donde solo hay escusas para amarte. Son solo días, horas y minutos que vienes a embargarme y a regalarme roperos y mesas cojas, pero pareciera que las manecillas del reloj se esculpieron a fuego lento en la carne.

Quizás debo tirar a la basura este cenicero y esta tabaquera, pero entonces de que me serviría tanto papel si no puedo fumarlo; o quizá debo escribir un poema entre mis labios y tan solo besarte, pero el orgullo y el miedo son una droga tan adictiva, que ni siquiera me atrevería a quitarte la llave de la puerta a mi lírica. Bueno, hay tanto tabaco y papel para recordarte, que puedo esperar con mi cabeza gacha, mi pluma empapada, y mis enamorados pulpejos, el montón de caricias y cariño que quieres desechar en mis poesías.