miércoles, 13 de mayo de 2009

Envoltura de mayo.


Envueltos en otoño se encuentran mis pies y cabeza.
Tapizas con alfombra persa al gestador infante, y con tus damiselas de plata nos invitas a tu tan esperado baile estacional; damiselas preciosas, que se mueven a hurtadillas entre el ocre espumoso, alzando sus frágiles vestidos rasgados, que no temen ocultar su majestuosa desnudes y mostrarnos hasta los pulpejos de tu alma.
Muéstrame aquel cuadro mímico que regalas con recelo al invierno, y que cristaliza de ópalo las miradas y el marco en que me retratas, para eternalizar este momento, y que no sea una caricia más de las tantas que me ha robado el tiempo y el viento.
Y mi cuerpo se empapa cuando prendes las incesantes fuentes de agua seca que tiñes del añejo color que robaste del arcoíris, invocando a minuciosas sensaciones, pudiendo oler hasta el exquisito plato que la humedad esta preparando en su cocina.
Me siento en tu regazo, y me muestras esos bailes sincronizados, ensayados hace nueve meses y que culminan en una marejada de catarsis, sentenciada por mis pasos al ritmo de una hermosa opera compuesta por los tenores alados.
Toma mi mano y vamos a caminar al madrigal que has decorado, y a cada paso sintamos como cruje tu viejo lomo y como haces callar al viento.
Al final del día das de tu propia sangre para deleitar las febriles sensaciones de tus seguidores, que se embarcan en cada tela purpura, o en ese espectro rojo verde que cuelgas en las ventanas.
Duermo despierto y sueño consiente cuando apagas las luces. Miro mi esencia, y esta envuelta en otoño.

viernes, 8 de mayo de 2009

7 de mayo


Llega el siete de mayo y ya no se que celebrar; ¿Serán siete años de vacio?, ¿serán siete años de tristeza?, o ¿celebraremos que una lagrima mas cayo entre las miles que hemos bebido? Quizás brindamos por el acostumbramiento, lo que seria una mentira porque cada siete de mayo una sensación distinta ataca a nuestros corazones. Probablemente celebramos que es un día menos, sin embargo no todos los días el pecho esta tan helado y el cielo esta tan nublado. Probablemente celebramos que es un día más, y así mi celebración de mil copas rotas y manos frías tomaría algún sentido.
Este es el día donde el olor a metal se siente hasta las entrañas, y mis muñecas se enrojecen de la presión. Este es el día donde por un segundo puedo confundir el ajeno abrazo de un extraño, con una sensación incontrolable que no recuerdo olvidar.
Entonces, ¿Qué vamos a celebrar?
Este es el día donde bajo el agua miro el esponjoso anochecer, y al mismo tiempo que alzo mis brazos hacia al cielo para alcanzar ese pedacito de cielo o de aire que tu ya alcanzaste o respiraste, pronuncio con las consonantes de mi corazón feliz cumpleaños.