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Esa tarde fueron al cine. Rieron, conversaron y caminaron. Al final de la noche, él la acompaño hasta el andén del metro. Ella lo miro a los ojos, y él supo que por más que se esfuerce y por más que quiera que no se vaya, su recuerdo y su cariño ya no viven en su corazón. Ella se fue en el último tren, el cual dejo una ráfaga de viento que ayudo a secar parte del adiós en las mejillas de él.
Él salió del metro, y se dio cuenta de que las luces de la ciudad se parecen a la lengua de las mariposas, a ojos cristalinos.
Él salió del metro, y se dio cuenta de que las luces de la ciudad se parecen a la lengua de las mariposas, a ojos cristalinos.