lunes, 1 de septiembre de 2008

Mi reloj de media noche

Una sombra cada noche sube mi escalera. Madruga con el viento, y se acuesta en mil velas; es de paso duro a la soledad, y de mirada penetrantemente perdida. No habla, solo siente. No ríe, solo siente. No llora, solo siente.
Una sombra visita mi ventana para decirme que ya es hora de dormir. Una sombra que se desvanece y se desvanece, y no puedo dejar de perderla como una gota entre mis dedos. Una sombra.

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