viernes, 10 de abril de 2009

Angelitos de turno.


“Bueno señores pasajeros, nuestra intención no es incomodar su viaje, pero mi hermanita y yo nos hemos subido a ofrecerles estos pequeños calendarios a cambio de lo que sea su voluntad; recíbalo por favor, sin ningún compromiso. Muchísimas gracias, y que dios los bendiga en su viaje…”
Nacimos para vivir, vivimos para soñar, nuestro destino es sufrir y nuestra misión es amar”.
Es increíble todo lo que aprendí por tan solo cien pesos.

1 comentario:

Julio dijo...

vivimos en un mundo acelerado, en que nos acostumbramos a enfilar nuestras acciones para lograr metas que por lo general son grandes y complejas... y a ratos nos obsesionamos tanto con ellas que nos olvidamos de por qué lo hacemos. Nos preocupamos tanto en lograr ese objetivo que muchas veces no somos concientes de lo que hacemos, y nos olvidamos también de detenernos en algún momento para poder mirar a nuestro alrededor, y descubrir que no todas las metas deben ser complejas.
Nos empecinamos tanto en darle un sentido a nuestras vidas a través de logros grandes y complicados, que a veces nos olvidamos de disfrutar de las cosas simples que esa vida nos da, y cada vez que las vemos las despreciamos.
Y es que estamos tan acostumbrados a las cosas difíciles, que nos sorprendemos cuando algo tan sencillo nos enseña mucho, quizá mucho más que algo complicado.

Debemos aprender a disfrutar de las cosas simples de la vida, tanto o más que de las cosas complejas.

Vmbra