Cuando comienzo a caer en los suaves labios de mi ego, y empiezo a remojar mi memoria de ideas pasionales y libros de amor superficiales, miles de deseos tratan de cementar sobre la metamorfosis del interior, y las ideas fugaces tratan de transformarme en un monigote de la necesidad.
Sin embargo, siento que estoy en la búsqueda de mi alma y el espíritu universal, y comienzo a apreciar nuevamente que no hay nada que desear, que puedo sentir la vida de todos, y que este segundo es el momento preciso para vivir.
Nada que anhelar, nada que extrañar y nada que necesitar, todo es perfecto tal como era, tal como es y tal como sera.
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