domingo, 11 de septiembre de 2011

El Gato negro


Un gato negro paseaba sobre la cuerda floja
En la retina del mundo de su culpa se despoja
Rasgado es el cerrojo de sus ojos
A través de ellos el alma sacia sus antojos.

Baila entre colgantes manchados de resplandor
Mueve su cola al ritmo del miedo sin pudor
Seduce al pastor bañando de lamento a su sermón
Arrastra el manto de lo que fue sangre en pasión

Un gato negro juega con el ovillo ilusión
Juega con los sueños, el movimiento y el aire causando desesperación
De un pelaje tan suave como la seda escurridiza
Y en su piel se tejen ambivalentes lágrimas y risas

Escasos eruditos acarician tal aterciopelado lomo
Consumen entre pipas sus cabellos y resplandores de cromo
Y los hermanos le quitan la luz y le llaman Pandora
Sentados como marionetas, a la luz del destino esperan que llegue su hora

Maúlla y cruza sus huellas sensualmente entre vidas y ruiseñores
Conjuga a su gusto a los arcángeles y celestiales tenores
El felino desplante que camina imperceptiblemente entre las piernas
Con sabor amargo la apatía por su compañía son plegarias eternas

Un gato negro pasea por el patio de la primavera
Se lleva las flores machitas que envuelven en cuerda ligera
Gato negro que no distingue eternas miradas de cicatrices
Gato negro que merodea sin amor y sin matices

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